LAS BURBUJAS DE SHAMPEIN SUBEN CADA VEZ MÁS ALTO
Nuestra local queen fue invitada a participar de los videoclips de “Nada que ver” (Lo Pibitos) y “Absurda ilusión” (Pablo Agustín), ¡y a nosotros nos pareció la excusa perfecta para entrevistarla! En una charla íntima con La Dragvista conocimos pasado, presente y futuro de una de las chicas con más fans de la escena drag en Argentina.
La cita fue a las 22hs en la puerta de Peuteo. Como cada domingo el lugar estaba lleno de luces, color y brillo, y entre looks extravagantes estaba Benjamín de blanco y negro, muy sport. Cuando lo ves ahí sentado no podés creer que sea el mismo que todos los fines de semana revienta la tarima y llena sus bolsillos de tips que recibe de su amado público. Pero cuando levanta la mirada y te dedica una sonrisa, de golpe todo cobra sentido y decís: Si, esa es Shampein. Saluda con su habitual “Hola, mi amor!” y comenzamos a grabar…
¿Vos ves más gente acá cada fin de semana o soy yo?
A mí también me pasa. Veo a los de siempre, los que conoces, los que vienen viernes, sábado, domingo. Y los que se están de a poquito sumando. Además todos se quieren montar, todos traen un look especial. Y eso está bueno porque somos un ambiente chico.
¿Cómo pasaste de este “ambiente chico” a participar del último videoclip de "Lo Pibitos"?
Me convocaron porque gente cercana a ellos me conocía de las fiestas o de otros vídeos que habíamos hecho antes. De hecho fui modelo de la marca de ropa de uno de los chicos de la banda.
¿De qué se trata tu presencia en “Nada que ver”?
Ellos querían una drag que bailara, que mostrara todo lo que hay que hacer. No hice creaciones libres, pero estuve coreografiada y coacheada. Me sentí genial, hasta pude lucir uno de mis vestidos, me dio mucho orgullo.
También te convocó Pablo Agustín para participar de “Absurda ilusión”...
Si, a él lo conozco hace 4 o 5 años. Para esos tiempos no nos habíamos visto nunca, pero él tenía mi teléfono y un día me mandó un audio invitándome a grabar un vídeo. Empecé a investigar en YouTube y dije "bueno, lo voy a hacer". ¡Y nunca imaginé el éxito que tuvo! Me llamó varias veces más hasta esta oportunidad, que es la quinta, donde filmamos este videoclip.
¿Qué tiene de distinto este video y los anteriores?
Que es un musical, ¡la canción se me re pegó! Fue increíble hacerlo, me gustó mucho. Y también los dos vestidos que uso son míos, estoy muy contento. Por fuera del drag yo soy vestuarista, así que para mí es súper importante.
¿Te invitan muchos youtubers también? Te vimos en "The juzgue show" por ejemplo, con Mina, tu compañera en Whip.
¡Siii! Estuve, y me encanta hacerlo. La gente me pregunta “¿por qué no tenés canal de Youtube?”. Pero todavía no, hay que darle forma. Soy arriesgado, pero no me gusta arriesgar porque sí. Además no me gusta trabajar sola, me aburro un montón.
En otra oportunidad nos dijiste que el drag no era una forma de desafiar el sistema binario, sino más bien de ponerlo en duda. ¿Creés que la presencia de una drag en el videoclip de una banda popular deconstruye la heteronorma? ¿O se la muestra como un freak?
Yo creo que es una manera de mostrarlo y punto. La realidad es que el drag es freak. Sos una persona normal que se produce más, que exagera todas sus formas y eso me encanta. Pero hay gente que no lo ve de esa manera y sólo cree que es una provocación. Entonces, está dedicado a toda esa gente que cree que no puede convivir con gente que no encaja con “lo que debe ser”.
A veces te hacen chistes súper bajo la norma. Porque piensan que si sos drag, travesti, trans, etc… no tenés que tener barba, tenés que tener la piel perfecta, etc... Y no, te cuento que no es así. El travesti drag es un hombre que tiene barba, pelos en las piernas, es una condición natural. Sólo que a través de este tipo de arte vos tenés la posibilidad de ser como se te cante.
¿A dónde te gustaría llevar el drag?
Yo laburé en el interior y para ellos es magnífico el drag. Es como un destello que viene de la Capital Federal y no lo pueden creer, te tratan como si fueras Dios. Y yo les digo “chicos, todo bien pero cálmense, soy una persona más” (risas).
Estuve en Tucumán, Santa Fe, y a veces me toca presentarme en eventos que no tienen nada que ver con lo que hago habitualmente. En vez de una disco, capaz es la fiesta patronal del pueblo, donde están TODOS. Y de golpe te dicen “bueno, salí” y es muy fuerte como te miran. Sobre todo los niños, se vuelven locos.
Como buen amante de la moda, disfruta mucho de jugar con sus looks y combinar colores, texturas y estampados, pero sólo para sus shows: “Benjamín (quien soy yo de lunes a viernes) viste muy vintage, muy clásico. Me gusta mucho la cultura de la moda suburbana, me siento cómodo con lo popu, con la gente".
Sos un poco la reina del pueblo, ¿no te parece?
Está bueno, me gusta más así. Si no, no salgo de la cajita de cristal y es re incómodo. Si estás ahí y no saludas, no hablás, no nada, te convertís en un adorno. Sos una boluda. Onda, “relajate porque sos un tipo montado y te vemos” (risas).
¿Por qué siempre llegás y te vas como Benja?
Porque Shampein es para el show nada más, no tengo la necesidad de estar montado. Lo veo como el momento: de tal hora a tal hora me tengo que convertir en esta persona y ya está. Y también me resulta muy natural la transición de uno a otro, eso es algo que a le gente le cuesta mucho entender.
¿La gente te trata distinto cuando estás montado?
Si, totalmente diferente. Sobre todo la mirada es distinta. Cuando estás desmontado las caras son de observación total y “no puedo creer que seas vos”. Y cuando estás montado es todo, la energía que recibís del pueblo es increíble.
¿Y cómo es volver a Benjamín?
¿Sabés que me pasa? Cuando vuelvo de la transformación, cuando me desmonto, me reencuentro con mi belleza masculina y es genial. Es como volver a conocerte cada vez que te sacás el make up, y eso que para mí es una forma de vida. Si vos ves mi placard, está dividido a la mitad, aunque la parte de Benjamín tiene dos trapos en blanco, negro y gris y la parte de Shampein explota.
Está bien, es tu momento de jugar.
Si, claro. Como cuando jugábamos de chicos a disfrazarnos con mi hermana. Ahora que puedo hacerlo, que me animé lo re disfruto. Hay gente que no lo puede hacer, no se anima. A ellos quiero decirles: ¡HÁGANLO!
¿Tu familia te vio montado?
Si, mil veces. En vivo, vídeos, fotos. A mi mamá le encanta, me pide que le muestre fotos de mis looks. Ella me enseñó a coser cuando era chiquito, me hacía las cosas y yo me las ponía. Desde chico jugaba a ponerme ropa de mujer, así como jugaba a la pelea afuera. Pero me gustaba mucho estar solo, siempre fui muy tranquilo.
¿Y de dónde sale la energía que tenés en el escenario?
Bueno, es que ese es el momento en el que exploto todo. Si me siento mal, te juro que se termina todo ahí. Todo lo malo, todo lo triste, todo lo feo se pasa cuando bailo. Al hacer esto estás expuesto a que pasen cosas que te lleven a no hacerlo más. Pero ninguna de esas experiencias me derribó, porque siempre podía volver a bailar.
¿Sos consciente de lo afortunado que sos de haber vivido una infancia así?
Totalmente, lo pienso cada día. Sobre todo en los peores momentos. Nunca dejo de agradecer el día en que me animé a hacerlo, y no me importó nada.
¿Cómo fue esa primera vez?
Me metí en un lugar repleto de gente, completamente vestido de loco, con unos tacos, peluca altísima, pestañas (risas). De eso pasaron 4 años y mirame, trabajando de esto que amo. Vídeos, presencias, shows todos los fines de semana. No sabés la cantidad de gente que conocí por el drag. He tenido romances, relaciones amistosas que fueron increíbles, amistades que se sostienen en el tiempo, y sigo conociendo gente que no puedo creer.
¿Cuál es el próximo paso en la vida de Shampein?
Hay muchos proyectos. Pero ahora es momento de esperar, ya está todo hecho, todo expuesto. El meet con la gente hoy por hoy 3 veces por semana (viernes en Whip, viernes y domingo en Peuteo y sábados en Rheo), está activo y lo re disfruto. Es un ciclo, tengo paciencia y la idea es trabajar.